HISTORIA:
Si nos remontamos a los orígenes, es bien probable, que técnicas similares a ésta se realizaran desde que el ser humano utiliza sus manos para tratar de “hacer terapia”, la tradición osteopática cuenta como probable desencadenante el método que Andrew Taylor Still (1828-1917) (Tan y Zia, 2007) padre de la Osteopatía actual (Stark y Quoting, 2012), utilizaba para aliviar los dolores que él mismo padecía en la zona de los músculos suboccipitales y que consistía en colocar una soga en tensión entre dos puntos, apoyar la zona suboccipital sobre ella, generando la compresión necesaria para inhibir esta zona. El alivio que esta manera de actuar proporcionaba sería lo que desencadenó el desarrollo de la técnica manual.
DESCRIPCIÓN:
La técnica se describe con algunas variaciones entre los diferentes autores, tanto en su denominación como en su aplicación, pero posee una base similar. La técnica se realiza con el paciente en decúbito supino y el fisioterapeuta sentado a la cabecera del paciente, con los antebrazos sobre la camilla de forma que los dorsos de las manos descansen sobre la misma. La cabeza del paciente descansa sobre las palmas de las manos del fisioterapeuta que, flexionando las articulaciones metacarpofalángicas de los dedos 2º al 5º, dirige las yemas de los dedos hacia el arco posterior del Atlas del paciente. (Ehrenfeuchter y cols, 2006; Espí- López, 2010; Ricard, 2008; Liem, 2002; Briem y cols, 2007).
Los dedos de ambas manos se alinean a cada lado del ligamento nucal buscando el contacto con la musculatura suboccipital y empujando el atlas hacia el techo produce una presión postero-anterior sobre el conjunto musculo- fascial localizado entre el occipital y la apófisis espinosa del Axis.
La presión así ejercida eleva la cabeza del paciente de forma que ésta deje de reposar sobre las manos del fisioterapeuta y se mantenga en el aire con el único apoyo de las yemas de los dedos. Llegados a este punto podríamos mantener esa posición hasta conseguir la relajación deseada de la musculatura suboccipital (Ehrenfeuchter y cols, 2006; Espí-López y cols, 2010; Ricard, 2008) o continuar empujando con los dedos anular y meñique bilateralmente el occipital en dirección craneal (Liem, 2002). Briem (Briem y cols, 2007) añaden el factor tiempo, considerando que la técnica se aplica durante 3 a 3,5 min, y que el terapeuta debe monitorizar la respuesta muscular del paciente, disminuyendo la presión ejercida si el tono muscular aumenta durante la aplicación de la técnica.

DENOMINACIONES:
Respecto a la denominación con la que los autores identifican la técnica se usan los términos “técnica de inhibición de los músculos suboccipitales” (Ricard, 2002), “inhibición suboccipital” (Ehrenfeuchter y cols., 2006), “técnica para la articulación atlanto-occipital” (Liem, 2002), “inhibitive distraction” (Briem y cols., 2007) y “suboccipital release” (Pilat, 2003). La primera denominación, es la más recurrente en la bibliografía científica.
EFECTOS E INDICACIONES DE LA TÉCNICA:
A esta técnica se le atribuye como efecto la liberación de la articulación occipitoatloidea, eliminación de la tensión en la región de los orificios yugulares, mejorando el drenaje craneal y la función de los pares craneales IX, X y XI (Liem, 2002). Según Ehrenfeuchter (Ehrenfeuchter y cols, 2006), el objetivo es la inhibición del tono muscular suboccipital y, aunque no especifican las indicaciones para esta técnica en concreto, parecen atribuirle objetivos comunes a “las técnicas aplicadas a los tejidos blandos” que serían:
-Relajar músculos hipertónicos.
-Estirar las estructuras fasciales pasivas.
-Mejorar la circulación hacia las estructuras miofasciales locales.
-Mejorar la nutrición y la oxigenación de los tejidos locales y la eliminación de desechos metabólicos.
-Mejorar la actividad refleja anormal somatosomática y viscerosomática.
-Identificar las áreas de disfunción somática.
-Observar la respuesta del tejido a la aplicación de técnicas de manipulación.
-Mejorar la respuesta inmune local y sistémica.
-Proveer un estado general de relajación.
-Proveer un estado general de estimulación tónica.
Ricard (Ricard, 2002) considera como objetivo de esta técnica suprimir el espasmo de los músculos suboccipitales que induce la disfunción del occipital, del atlas o incluso del axis y detalla las siguientes indicaciones:
-Trastornos en relación con el foramen magnum o con los agujeros rasgados posteriores.
-Cefaleas occipitales o vértigos.
-Lesiones intraóseas del occipucio o de la impresión basilar.
-Disfunciones C0, C1 y C2.
-Secuelas de fracturas de la base del cráneo.
-Vértigos.
-Neuropatías de compresión del XII par craneal, y trastornos de la deglución.
CONTRAINDICACIONES DE LA TÉCNICA:
Como en todas las técnicas, en ésta también nos encontramos con contraindicaciones en determinadas situaciones (Di Fabio, 1999). Liem (Liem, 2002) destaca las fracturas del axis y de la base del cráneo y el peligro de las hemorragias intracraneales y Ricard (Ricard, 2002), la osteítis o posibles hemorragias, tumores y fracturas de la base del cráneo. Lérida (Lerida, 2011) refiere la suma de las contraindicaciones antes citadas con la especificidad de la fractura de la apófisis odontoides del axis.
